La Terapia Cognitivo Conductual "TCC" se basa en dos pilares fundamentales.
Por un lado hay muchas evidencias del papel de los elementos cognitivos (pensamientos y emociones) en el origen y mantenimiento de los problemas psicológicos.
En segundo lugar está basada en la evidencia científica, es decir, sigue el método científico.
Básicamente este método científico consiste en lo siguiente:
1. A partir de la observación se formula una hipótesis, por ejemplo "La terápia cognitiva aplicada a personas con depresión, hace que estas personas mejoren"
2. Se comprueba o refuta esa hipótesis, es decir, se analiza una muestra lo suficientemente grande de personas con depresión y se les aplica el tratamiento, la terápia cognitivo conductual correspondiente.
3. Si las personas mejoran se llega a la conclusión de que la terápia funciona, si las personas no mejoran se rechaza esa terapia y se cambia, hasta obtener evidencias de que las personas mejoran.
Al final, este método científico ha conseguido a los largo de los últimos años tratamientos terapéuticos adaptados a cada trastorno psicológico, de manera que su eficacia está contrastada experimentalmente.
Por otro lado, este tipo de terapias están perfectamente estructuradas en función del proceso terapéutico, quedando así establecido lo que se hace en cada sesión y el número aproximado de sesiones para conseguir cada objetivo terapéutico.